9 de mayo de 2015

Metáfora #PARTE1


  Y su casa era como un castillo y su habitación la torre más alta donde vivía prisionera.
  Siempre atada a las normas del castillo, a las decisiones del rey, a la forma de vida en la que se crió.
  Rodeada de costumbres, sin apenas poder crecer.
  Busca escapar, busca libertad, busca tranquilidad y paz. Respirar el aire, saltar por las calles, caminar sin rumbo.
  Cuando está fuera se siente bien, le vuelven las ganas de vivir, de sonreír, de soñar. Se cree capaz de todo, invencible. Sentimientos que se tornan cuando la puerta aparece, miedo entrar, vacío al subir las escaleras, soledad al entrar en su habitación.
  Se refugia en sus gustos, en la música, en las charlas, en la distracción, en dormir. Todo es válido con tal de no pensar, de no darle vueltas y más vueltas a los problemas y las tonterías que le rondan por la cabeza, a esas pequeñas cosas que tanto le cuesta entender.
  Camina por la vida con sus pies hacia delante y la cabeza hacia atrás. No sabe a dónde va pero sí que es hora de crecer, de ser quien quiere ser, de equivocarse, y que para ello hay que tener toda la libertad posible, de romper las cadenas que le atan a no intentarlo, de plantarle cara al miedo y darle la mano a la confianza, de luchar y conseguir todo lo que quiera.
  Pero piensa. Piensa en si continuar con su vida porque es a lo que está acostumbrada o cambiarlo aun teniendo que dejar atrás muchas cosas.
  Y entonces ve al miedo llegar hacia ella, apoderarse de su mente y sus sentidos, nublando todos sus espacios claros, queriéndose llevar todas sus ganas de intentar y luchar.
  Y entonces aparece...

#ML


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