30 de abril de 2015

Yo lo llamo ciclo


  Y dónde quedan esas noches en las que el mundo se te cae literalmente encima, en las que no hallas salida alguna, en las que tus lágrimas juegan a ver quién corre más por tus mejillas, en las que solo quieres coger la puerta y marcharte lejos a donde nadie te encuentre.
  Y qué haces cuando te encuentras perdida, cuando tu mente se vuelve vaga y decide no pensar, cuando tu corazón se vuelve frío y deja de sentir, cuando tu cuerpo no responde y no quiere levantarse.
  Y cómo sigues hacia delante, a cuál pedazo de tu corazón sigues, a cuál pequeño trozo de ilusión que ha quedado después del golpe persigues.
  Y quién está a tu lado cuando más lo necesitas, quién se da cuenta de que cuando dices que has subido un escalón en realidad has bajado tres, quién sabe que cuando dices que todo está bien en realidad no lo está, quién sabe interpretar tus sonrisas, tus miradas, tus silencios, tus gritos, quién sabe mantenerse en tus enojos, en tus idas y venidas, quién acepta tus tonterías, tu locura, tu bipolaridad.
  Y así nada encaja en este puzzle deshecho. Cada día que pasa las piezas que faltan por poner se dividen en más trozos y la unión se complica. No sabes como encajarlas de tantas que hay, de tanto desorden y de tantas que faltan.
  Piensas, piensas y vuelves a pensar. Le das vueltas a todo hasta que sin quererlo, y sin haber aclarado nada, caes dormida. Y cuando despiertas puede que ya haya pasado todo, que te despiertes igual o que vaya a peor.
  Unos días se pierde, otros se gana. Unos se sonríen verdaderamente, otros se muestra una falsa sonrisa que guarda miles de secretos y dolor detrás de ella. Y no, no siempre se aprende. No aprendemos de la caída, ni de la forma en la que nos levantamos. Una vez superado todo creemos que ya todo irá mejor o por lo menos estable. Pero podemos volver a caer en cualquier momento y quedarnos ahí quietos, sin saber cómo volver a levantarnos ni cómo lo hicimos la última vez.
  Y así es el ciclo, de bien a mejor, de mejor a mal, de mal a peor, de peor a bien...

#ML

20 de abril de 2015

El tiempo se va y no regresa más

  Tú eres la maquinaria que dirige las agujas de tu propio reloj, quien decide qué hacer en cada segundo de ese tic-tac. El reloj siempre va hacia delante y nunca hacia atrás, por eso el tiempo pasado es tiempo gastado y en eso tú también tienes el poder, el poder de decidir cómo gastas el tiempo que la vida te ha dado.
  Muchas de las veces gastamos el tiempo en tonterías y cosas que realmente no tienen mucho valor o que no nos salen como realmente esperamos. Por eso es importante aprender a gastar nuestro tiempo, a no tirarlo a la basura, a no regalarlo en vano. El tiempo gastado tiene que darnos sus frutos, sus beneficios, darnos la satisfacción de que lo que hemos hecho lo hemos bien.
  Y aunque cueste, aunque volvamos a caer en desperdiciarlo, hay que intentarlo y nunca darse por vencido.

#ML

16 de abril de 2015

Persigue tus sueños

  Soy de las que piensan que el mejor lugar para evadirse por el tiempo deseado del mundo, es un libro, adentrándose en él, en su historia, acompañando a sus personajes. Y que la mejor forma de gritar tus sentimientos y lo que llevas dentro es soltando palabras, juntando frases, formando un texto.
  Para mí, gran parte de mi vida se la debo a la música, esa que siempre me acompaña cuando más lo necesito, sin importar la hora, ella siempre está. Cuando sin poder pronunciar palabras y sin saber el motivo, ella o bien me ha dado una respuesta o bien me ha calmado y secado mis lágrimas.
  Y otra gran parte de mi vida es la escritura. Recuerdo que comencé a escribir con tan solo 15 años. Ahí empezó esta afición. Cuando mi mente decía lo que mi corazón sentía y mi mano solo hacía escribir y escribir. Ahora tengo 21 años y no sé si es porque me encanta o es la necesidad de gritar escribiendo la que me ha traído hasta aquí después de casi dos años sin apenas hacerlo, al menos no aquí. Solo sé que aquí estoy, haciendo lo que me gusta, lo que me hace sentir bien, lo que me llena y me completa. Aunque por desgracia no puedo dedicarle mucho tiempo y me gustaría hacerlo más y mejor.
  Hoy en día hay muchos tipos de actividades en las que gastar nuestro tiempo libre. Para mí la mejor forma es tomar un papel y un bolígrafo y ponerme a plasmar palabras y palabras en él. Y eso haré a partir de ahora, buscar ese pequeño tiempo para dedicarlo a la escritura, a soltar mi mente, a relajarme, a reflexionar, a quejarme, a aprender, a imaginar, a soñar...
  Esta vez es la definitiva, no pienso tirar más la toalla en este aspecto. Cada día tengo más ganas de comenzar a escribir mi primer pequeño libro y de sacar futuros proyectos nuevos.
  Hay que aprender a sacarle provecho a las cosas que te hacen sentir bien.

#ML