28 de octubre de 2015

LLuvia

Cuando ves el día apagado, miras por la ventana y observas como a medida que pasan los minutos el cielo se cubre de nubes, cada vez más oscuras, casi negras. Y de pronto escuchas ese suave sonido de agua cayendo sin parar, mojando el suelo de las calles y los paraguas de las personas que han salido de sus casas. Al cabo de un rato el suelo mojado comienza a llenarse hasta formar pequeños, y no tan pequeños, charcos, que a los niños les encanta pisar y jugar con ellos y a los mayores les enoja pisarlos sin querer, mojarse o mancharse, o ser salpicados tras pasar un coche por encima de ellos. Los días de lluvia, y sobre todo, las tardes, traen consigo una gran cantidad de sentimientos, diferentes según cada personalidad. Puede traer melancolía, que nos hace pensar y reflexionar sobre nuestra vida; tranquilidad y relajación, de tumbarte en la cama o en el sofá a descansar sobre ese dulce sonido; soledad; de no poder pasar ese momento con alguien que desearías; pereza, de hacer algo o tener que salir de casa con un día así; y un sin fin de sentimientos más. Pero en general, creo que lo que a todas las personas les gusta hacer con estos días así, y más si es uno de los del fin de semana, es coger una película, una manta, algunas golosinas o comida y disfrutar de ese pequeño instante que nos da la vida, bien solos o bien acompañados.

#ML

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